lunes, 30 de noviembre de 2009

Morricone, el prolífico.

Hablar de D. Ennio es hablar de música de películas y bandas sonoras, del señor que ha puesto los acordes a cientos de ellas a lo largo de su vida y que ha tenido que recibir el Oscar honorífico porque la academia, después de cuatro nominaciones, no se lo había concedido.

Dirigida por él mismo he encontrado esta grabación de septiembre de 2002, en directo, en la Arena de Verona, una pequeña obertura de una de sus bandas sonoras más conocidas "La Misión".


Comenzando por el "Grabriel's Oboe", continúa el sonido de la flauta en "On earth as it is in heaven" desgrana pequeños trozos de los temas más conocidos de la película, introduce el coro con "Vita Nostra" y con un in crescendo en la música se oyen golpes de timbal en la última parte de la selección, recordando la procesión encabezada por Jeremy Irons (Padre Gabriel) e imitando el sonido de las armas al disparar.


Se echa de menos en esa pequeña selección el "Ave María Guaraní" y el corte de la BSO "Brothers"; dos de las más, si cabe, conocidas melodías de la película.






La música clásica anda ahora por otros caminos más arítmicos y atonales, experimentales, ni mejores ni peores, pero lo que está claro es que estas melodías han pasado a formar parte de muchos repertorios de conciertos y aún no siendo la heredera natural de los clásicos si ha seguido más su camino. Me reservo la opinión de las versiones chill out.

Morricone da para más...

viernes, 27 de noviembre de 2009

Cio-Cio-San

Decía Serrat que con quince años no se saben más que tres frases hechas para hablar de amor. Y quince años son los que tiene la recien desposada Madame Butterfly, parece una temprana edad para el matrimonio pero esta niña ya acumula unos años de experiencia como gheisa por las necesidades económicas de su madre viuda.
Enamorada ciegamente de Pinkerton, renuncia a su familia, a sus costumbres, a su religión por un hombre que tiene claro que solamente busca una mujer mientras su trabajo le retenga en Japón. El transcurso de la ópera es un canto al amor de una quinceañera, un amor que es igual en el siglo XIX que en el XXI, con diferentes acordes, diferentes formas de ver la vida pero con los mismos anhelos y la misma fe ciega en el amado.
Puccini hace grande este libreto, basado en un libro anterior de Pierre Loti, pone acordes a frases de amor, angustia e impaciencia por la espera, a la desesperación final de una niña/mujer cuando se da cuenta de la realidad y a su renuncia a vivir por amor.

Duo entre Pinkerton y Cio-Cio-San en su noche de bodas.




El aria más famosa es este "Un bel dì vedremo". Cantada por todas las divas de la ópera pero difícil de adaptar visualmente a una Callas demasiado alta o a una Caballé demasiado robusta, antítesis las dos del prototipo de gheisa que tiene Cio-Cio-San.



Texto del aria

Un bel dì, vedremo
levarsi un fil di fumo
dall'estremo confin del mare.
E poi la nave
appare. Poi la nave bianca
entra nel porto, romba il
suo saluto. Vedi? È venuto!
Io non gli scendo incontro.
Io no. Mi metto là sul ciglio del
colle e aspetto, e aspetto gran tempo
e non mi pesa, la lunga attesa.
E uscito dalla folla cittadina
un uomo, un picciol punto
s'avvia per la collina.
Chi sarà? chi sarà?
E come sarà giunto
che dirà? che dirà? Chiamerà
Butterfly dalla lontana.
Io senza dar risposta
me ne starò nascosta un po' per celia...
e un po' per non morire
al primo incontro,
ed egli alquanto in pena chiamerà, chiamerà:
piccina mogliettina olezzo di verbena,
i nomi che mi dava
al suo venire

Un hermoso día veremos alzarse
un hilo de humo en el horizonte.
Y entonces aparecerá la nave.
Luego, esa nave blanca entrara
en el puerto, atronando con su saludo.
¿Lo ves? ¡Ya ha llegado!
Yo no bajo a encontrarme con él.
Me pongo allí, en lo alto de la colina,
y espero, espero largo tiempo
y no me pesa la larga espera.
Y saliendo de entre la multitud
un hombre, un punto pequeño
se destaca por la colina.
¿Quién será? Y cuando llegue,
¿qué dirá?, ¿qué dirá?
Llamará a Butterfly desde lejos.
Y yo, sin dar respuesta,
estaré allí escondida,
un poco para inquietarlo,
y un poco para no morir
al primer encuentro, y él,
con alguna inquietud, llamará, llamara:
"Pequeña mujercita, olor de verbena",
los nombres que me daba
cuando volvía a casa.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La historia interminable

Cuantas veces la cabeza imagina situaciones que nunca se harán realidad, necesitamos la fantasía para transportarnos a sitios y momentos que serán imposibles de visitar o de tener.

Cuando tienes fijación por visitar algún sitio, por conocer una ciudad o país, sus gentes, sus costumbres, la vida cotidiana que se palpa en sus calles a través de las caras de sus habitantes, procuras buscar información y entenderla aunque sea en la distancia. Las herramientas que tenemos ahora, con miles de enlaces y fotografías a tiro de un solo clic de ratón, nos hacen conocer esos detalles con las experiencias que cuentan otros viajeros, a los que llegas a tener cierta envidia, que han podido disfrutar de paseos y vistas de ensueño; puedes ver las fotografías que han hecho mirando por los ojos de sus cámaras, dejando plasmadas en unos cuantos pixel las imágenes que quieren retener para poder revivir situaciones y momentos que cargaron en la mochila de ese viaje. Puedes llegar incluso a ponerte en el pellejo de ellos y sentir su frío o su calor, sus nervios o su tranquilidad, si el que cuenta de primera mano sus experiencias es un buen transmisor a través de las palabras.

Pero cuando la fantasía se traslada a pensar en momentos que queremos tener, en los que poco a poco vas añadiendo todo tipo de detalles, le pones, día tras día, una sombra aquí, una palabra allá, un gesto, una cara. Te haces un guión como en las películas; los diálogos, los decorados, extras que duermen en el cajero de un banco, un camión que descarga periodicos al lado de un kiosko, una mujer que corre cuesta abajo con unos grandes tacones, un semáforo en rojo que te hace detenerte... ese tipo de detalles que llegan a hacer que la fantasía sea perfecta.

Si un día se hace realidad y deja de ser fantasía, ya no puedes añadir más detalles, no puede ser media noche si ha sido un momento a mediodía, no puedes estar de pie si estabas cómodamente sentado. Y aunque solamente haya sido el momento original lo que se ha cumplido y no le acompañan las parafernalias que durante mucho tiempo te has encargado de añadirle lo importante es que se ha cumplido un sueño, lo de alrededor es mero atrezzo. A partir de ahí ya no será una fantasía, solamente habrá sitio para el recuerdo.


¿Será ese el momento en el que se encuentran las fronteras de Fantasía?¿Puede tener fronteras Fantasía?

Comencemos con un nuevo guión, a contratar nuevos actores y el diseño de decorados.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Reflejo

Cómo han de ser tus ojos
León Felipe
Mujer... no tendré un beso de niño para ti
ni de viejo, ni de sátiro...
cuando vengas no besaré tus mejillas
ni tu frente, ni tus labios.
Pondré mi boca en los pliegues
recogidos de tus párpados
y beberé el agua clara
que suba a tus ojos claros.
Trae unos ojos azules, mujer,
trae unos ojos azules, de un azul tranquilo y claro
que tengo sed...
sed de peregrino cansado
de muchas jornadas duras
por caminos solitarios
y quiero
llevar mis labios
al agua clara y tranquila
de un remanso que refleje
un cielo tranquilo y claro.