jueves, 27 de enero de 2011

Baílame el agua.


A veces la casualidad te lleva a encotrar estas cosas. 

Báilame el agua.
Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

Báilame el agua
Daniel Valdés

viernes, 21 de enero de 2011

Memorias de una geisha



Voy a empezar con una nueva costumbre en el blog este año. Siempre que leo un libro me planteo lo mismo, poner una ficha dentro con la fecha de lectura, frases o trocillos que me hayan gustado especialmente y todas esas cosas que la gente apañá suele hacer. Hay libros que he leído y ni siquiera me acuerdo de haberlo hecho hasta que releo 50 páginas, otros que sé que he leído pero que no me acuerdo de nada de ellos. Así que utilizaré este medio para dejar esos detalles y al tiempo compartilo con vosotros.

A caballo entre el 2010 y el 2011 he estado sumergida en las páginas de Memorias de una Geisha, de Arthur Golden.

El título es muy apropiado al contenido del libro, y salvo que según el autor no es una biografía como tal,  podría pasar como una historia verídica. El libro, aparte de las flojillas tramas que lo aderezan, podría ser la historia de cualquiera de las geishas que vivieron en Gion durante ese periodo de tiempo. Pesa más en el libro el compendio de costumbres que la trama en sí. En realidad es curioso saber como se visten o peinan según el grado de aprendizaje, o como se estructura una casa donde viven las geishas (okiya), lo que en realidad hacen y para que se preparan, desmitificando así el concepto de prostituta que habitualmente se les atribuye. Y he de reconocer que ese ha sido el punto más atrayente del libro, para mí, aprender todos esos pequeños detalles como saber por qué se maquilla el cuello así, cuál es el aprendizaje de todas las artes que deben dominar o las diferentes ocasiones y formas de la famosa ceremonia del té .



Lo más impresionante es la descripción de los kimonos, debían ser verdaderas obras de arte, y como joyas se guardaban en las okiyas,  la seda y los dibujos, que llevaban tejidos con cantidad de detalles, servían para atraer las miradas de los hombres y mujeres, y de ellos dependían para tener más o menos fama y así ser invitadas a más y mejores eventos que les proporcionaban el dinero para poder subsistir.


Un libro para entretener, una lectura ligera para pasar el rato. Voy a probar con la película, que ganó tres premios Oscar el de vestuario, fotografía y dirección artística, y eso tiene buena pinta.
Mi puntuación un 6.

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Ahora en la mesilla: Lo que me queda por vivir de Elvira Lindo


jueves, 20 de enero de 2011

Keith Jarrett, encantada.

 
 
Después de la perezosa entrada de ayer en la que solo me esforce en poner unos cuantos enlaces que indicaban lo que me apetecía en ese momento, hoy, a pesar de traer en la cabeza otra cosa, será más o menos lo mismo.

He de decir que habría oído este nombre en alguna radio, algún programa musical o quizá buscando algún dato por casualidad, pero que no lo asociaba a ninguna cara, a ningún tipo de música o arte y esta mañana comienzo con este texto del maestro Muñoz Molina extraido del blog en el que diariamente suele contar las experiencias que le suceden en el día a día, que suerte tenerlas a miles de kilometros unas de otras, y en él menciona a Keith Jarrett. Con la inmediatez que dan las nuevas tecnologías, salto directamente al buscador y entre unos 2 millones de referencias aparecen las imágenes, los tubos y como no la sempiterna referencia a la wikipedia.

Gracias a esa pequeña entrada acabo de descubrir a este pianista, al que yo personamelte ya debo agradecerle esta versión