lunes, 14 de mayo de 2012

El calendario decimal de la República Francesa.

La Revolución Francesa instauró la República en el país vecino, pero además de los cambios políticos hubo otros más prácticos. Una comisión, formada por científicos y matemáticos como Lavoisier, Lagrange y Laplace, definió un nuevo sistema métrico decimal unificado.

Esta comisión, intentando eliminar las referencias religiosas del calendario gregoriano y ajustar el tiempo a ese sistema métrico decimal, creó un calendario propio que se mantuvo en vigor durante 12 años.
Se decidió que el primer día del calendario fuese el de la instauración de la I República Francesa, 22 de septiembre de 1792. Por lo tanto y dado que fue adoptado por la Convención Nacional Francesa el 5 de octubre de 1793, el calendario tendría un carácter retroactivo de aproximadamente un año.



El comienzo de los años sucesivos coincidiría con el equinoccio de otoño. El año se dividía en 12 meses de 30 días y cada uno de los meses en tres decenas. Los nombres de los meses coincidían con fenómenos atmosféricos y eventos agrícolas y su denominación es atribuida al poeta Fabre d'Églantine.

Otoño: Vendimiario, Brumario(bruma) y Frimario (escarcha)
Invierno: Nivoso, Pluvioso y Ventoso
Primavera: Gelminal, Florea y Pradeal
Verano: Mesidor (cosecha), termidor (calor) y Fructidor (fruta)

Los días no tenían nombre por lo que se distinguían por su numeración: primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nodini, decadi. Como este calendario era un intento de desligar la Iglesia Católica de la República Francesa, los días en lugar de estar dedicados a los santos, estaban asociados a una planta o un mineral, animales y herramientas.

Meses de otoño y denominación de los días

En este ajuste decimal había que añadir cinco días, seis en los años bisiestos, para completar los 365 de los que consta un año. Estos días, llamados complementarios, eran festivos nacionales, se acumulaba su celebración al final de cada año y se denominaban:
     - Fiesta de la Virtud, 17 de septiembre
     - Fiesta del Talento, 18 de septiembre
     - Fiesta del Trabajo, 19 de septiembre
     - Fiesta de la Opinión, 20 de septiembre
     - Fiesta de las Recompensas, 21 de septiembre
     - Fiesta de la Revolución, 22 de septiembre (años bisiestos)

Pero este calendario decimal conllevaba varios problemas, el descanso de los trabajadores cada diez días, que el equinoccio era una fecha móvil y así era difícil ajustar el principio y el fin del año y que no había días festivos para celebrar las fiestas arraigadas en los pueblos relacionadas con las labores agrícolas en su mayor parte.

Napoleón lo abolió definitivamente el 1 de enero de 1806, al haberse declarado emperador intentaba borrar los signos relacionados con la República e intentaba mejorar las relaciones con la iglesia católica.

Más información: 1, 2, 3, 4, 5

viernes, 11 de mayo de 2012

Los juegos del hambre


Comienzo con las palabras de la web oficial de la autora:
"The idea of this book is based on the reality shows on television and the unstable war like conditions in different parts of the world. The writer Suzanne Collins said that she was watching television when she got inspired with the thought of writing something for the young adults as this is all what’s happening around them and in the television shows that they watch."
Este libro, que coge el relevo de sagas como Crepúsculo o Harry Potter ya agotadas tanto en el papel como en el cine, describe un mundo y hechos que quedarán grandes a los lectores menos juveniles. Collins ha creado una distopía "de libro" en un encuadre político de jerarquías, autoritarismo, sublevaciones, con formas de violencia explicita que se describen en la parte de los juegos propiamente dicha y una crítica despiadada a los reality shows televisivos. Contiene muchas connotaciones políticas, la descripción de los 12 distritos nos llevan desde el primer país desarrollado hasta el prototipo de país tercermundista, desde la opulencia y la riqueza sin límites hasta el hambre más extrema, la sumisión. Recurrente es el trío amoroso del que se echa mano para mantener la expectación, en este caso sí, de un publico más adolescente. Es un buen libro para utilizarlo como arma de debate que haga entender el mundo en el que viven a ese público young adults al que va dirigido.


Después de la lectura del libro era inevitable ver la adaptación cinematográfica donde, pretendiendo llegar a un abanico de público mucho más joven, se ha dejado perder ese carácter crítico social. Se ha suavizado la opresión, el sufrimiento familiar, la desesperación hasta la elección de los tributos y una violencia que en muchas ocasiones se intenta ocultar echando mano de imágenes disparatadas de lo que está sucediendo o abusando de continuos desenfoques. La trama se cuenta, pero desvirtuando el escenario, dulcificándolo.

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En la mesilla: En llamas de Suzanne Collins