lunes, 7 de febrero de 2011

El gran cambiazo



Otro libro del genio Dahl cae en mis manos y me dispongo a devorarlo. No he leído la contraportada ni he buscado información, ninguno de sus libros me ha dejado indiferente. En las primeras páginas me encuentro con una nueva aventura del Tío Oswald, confieso que es mi libro favorito, aunque se que no es el culmen de la literatura pero, me dejó totalmente sorprendida la primera vez que lo leí, me hizo reír a carcajadas, me enganchó como ninguno lo había hecho hasta ese momento y dejó un buen poso junto con todos los infantiles/juveniles que había leído hasta ese momento de él. 

El libro se divide en cuatro historias diferentes, dos de ellas echando mano de las aventuras de Oswald y otras dos que nada tienen que ver. El argumento de las cuatro historias está un poco manido en las manos de Roald, (este hombre si hubiese descubierto la Viagra habría sido el más feliz del mundo), otra vez se sumerge en el mundo de los insectos y el sexo para provocar risas y enredos, pero ni por asomo, quizá por lo repetido del tema, me llega a sorprender tanto como el anterior. Me ha dejado un poco indiferente su lectura, la historia se enreda para resolverse en el último párrafo más o menos con un final esperado.

Mi puntuación un 4

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Ahora en la mesilla: New York de Edward Rutherfurd
(dos recomendaciones)     El adversario de Emmanuel Carrére

El dulce llanto de los Ojos del Guadiana




Hacía unos años que no dábamos una vuelta por las cercanas Lagunas de Ruidera, aprovechando los días de sol que nos está regalando febrero, nos hemos dejado sorprender por el sonido del agua saltando de una laguna a otra y por el poco espacio que queda sin agua por toda esa zona que a veces ha parecido pequeños desiertos en vez de grandes pozas de agua. Hoy no pasaban los todoterreno haciendo trompos por las secas extensiones de tierra, hoy el agua llegaba hasta el borde de casas y carreteras y nos obsequiaba con la tranquilidad de los ojos, los ojos que dan vida al Guadiana hasta que une sus aguas al Atlántico.

Laguna del Rey





Cascada entre La Colgada y La del Rey











La redondilla descarga en La Lengua








La de San Pedro, tranquilidad rodeada de juncos, cañizos y sabinas





A pesar de las pocas lluvias de este invierno, las lagunas están rebosantes de agua y no existe apenas espacio para parar y poder verlas, las playas naturales donde habitualmente la gente se tumba al sol y disfruta del silencio son prácticamente inexistentes. El paraje ha cambiado totalmente su aspecto en unos años y merece la pena perderse un día de sol por él.



martes, 1 de febrero de 2011

Lo que me queda por vivir


Ataqué el nuevo libro de Elvira Lindo con curiosidad. No había leído ninguno de los libros anteriores que había publicado para adultos, aunque si había devorado hace unos años todos los libros de Manolito Gafotas y suele caer algún que otro artículo de los que publica habitualmente en la prensa.

Me ha ocurrido algo curioso con este libro, quizá nunca he oído la voz de un escritor tanto como a Elvira en la radio o no tenían una voz tan característica, pero me costó que no sonase la voz de la escritora mientras empezaba a leerlo. Nunca me había fijado en como leía un libro o qué forma tenía mi voz en la cabeza mientras lo hacía, pero en estas primeras páginas, la suya, inconfundible, se empeñaba en leerme el libro.

Tal vez esto me haya dado incluso más pie, si cabe, a pensar en una autobiografía. Muchas de las situaciones que se dan en el libro tienen similitudes, a grandes rasgos, con su propia historia y por curiosidad he estado echando un vistazo y oyendo las entrevistas que le han hecho después de la presentación del libro, y no deja de sorprender que afirme que no es una autobiografía pero al mismo tiempo que no se puede escribir de lo que no se ha vivido.

Y así con esas historias vividas o no, descubrimos a Antonia y su entorno, momentos hilados de una vida, cualquiera. A ratos costumbrista como cualquier obra de Almodóvar, en la Mancha o en Teruel pasaban las mismas cosas, existían las mismas familias y vivían de igual manera; a ratos reflexiva mientras intenta sobrevivir buscándose la vida en cualquier punto del país para poder trabajar o haciendo frente a criar y educar un niño, con veintipocos años.

Momentos sorprendentes de monólogos y reflexiones a través de los personajes que se cruzan en la vida de la protagonista (imprescindible el del Jabato, para mi gusto el momento 10 de la novela), recuerdos curiosos de un niño, acontecimientos que te atraen por similitudes propias, hacen que a ratos el libro te absorba por completo, que pases páginas y páginas sin pensar. Quizá lo más flojo sea el intento de cohesión de todas esas historias a través de la protagonista o que yo, por lo menos, no he sabido enlazar. Lo veo más un compendio de anécdotas propias o no, al que se ha dado un final correcto para intentar hilvanarlo, un final que quiere dar un porqué a todo lo que se ha ido relatando a lo largo del libro. Muy recomendable.

Mi puntuación un 8







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Ahora en la mesilla: El gran cambiazo de Roald Dahl