Está claro que a estas alturas y desde mayo no continúa en mi mesilla Inés y la alegría. Fue devorado en pocos días, como todo lo que he leído de Almudena Grandes. Su forma de escribir me engancha, me lía en sus hilos de pasado y presente, me lleva y me trae de unas historias a otras sin enterarme y es capaz de situarme en cualquier tiempo, en cualquier lugar como y cuando ella quiere.
Inés y la alegría ha sido un libro igual en la forma pero diferente en el fondo, parte de la historia real se entremezcla con vivencias, creadas de una forma bonita (aunque "bonita" suene palabra melindrosa), que hilvanan el episodio que la autora quiere narrar. Nos da a conocer un pequeño trozo de historia que se alarga en el tiempo hasta contarnos que fue de sus imaginarios protagonistas, reflejo de aquellos que en realidad vivieron aquellas experiencias.
Si este es el primero, como le oí decir en alguna entrevista, de sus episodios nacionales, estoy impaciente a la espera del próximo.
Ahora en la mesilla El extranjero de Albert Camus
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