El primer libro de David Trueba me recuerda a la novela satírica inglesa de Sharpe o Wodehouse aunque con un sabor más tipical spanish, ese que hace que los giros y los guiños del autor se entiendan mejor. Los detalles de los personajes, sus profesiones, sus actividades, sus creencias nos son más habituales, más cotidianas. Que las costumbres de los personajes o el ambiente en que se mueven resulten familiares, facilita que se entiendan mejor los momentos surrealistas, el sarcasmo, las descripciones de lo real que llevan a lo imposible. Y todo ello aderezado con su punto de tragedia, la más negra, el drama en todos los estadios de la vida, en muchas circunstancias, amor, locura, rechazo social, un completo resumen de una vida en muchas.
Así que sumergida en la vida familiar de los Belitre he pasado unos muy buenos ratos que me han descubierto un Trueba muy diferente al de Saber Perder, su última novela y primera que leí de él. Este Trueba primerizo me gusta más, más creativo y menos best seller.
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En la mesilla: Los juegos del hambre de Suzanne Collins
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