Vengo de dar una vuelta por las diversas páginas que hablan de la última pasarela "Cibeles Madrid Fashion Week 2009" y si se trata de hablar de ropa y arte, esta es la manera de entrar en sus museos. No se cuelgan en paredes, ni necesitan una humedad y temperatura controlada, pero si que se cuida su puesta en escena, la iluminación, los maquillajes, las telas, los colores... y entre tanto tacón, famoso que da un garbeo por las primeras filas y que busca a través de sus representantes los mejores sitios, para ser más visto que ver, nos enseñan las creaciones que saldrán a la calle el verano 2010.
Como todo arte cada uno de los diseñadores tiene su propia caracteristica y aunque encuadrados en una misma época procuran poner sus detalles para que viendo una prenda, las expertas, puedan reconocer sin dudarlo un momento a cual de ellos pertenece. Quien no identifica los colores, tulipanes y flores de la Sr. Aghata, los volantes de los sevillanos Vittorio y Lucchino, la sobriedad en las formas y las tonalidades entre verdes y marrones de Jesús del Pozo, el negro imprescindible de Davidelfín, los ingenios de Guillermina Baeza para un día de playa...
Pero ¿cómo se viste el arte? . Ante todo, como "buen" arte, con dinero. Cualquiera de los modelos que han desfilado y que después retocarán los modistos en sus atelier hasta hacerlos "vestibles" por el público de a pie, se lucirán en extrenos, fiestas que son carne del Hola y todos los saraos que se precien de ser retratados por las revistas del coure en los, ya más que conocidos, fotocool.
E igual que podemos soñar con colgar un Bouguereau en el salón de casa, soñemos con ponernos, por ejemplo, un Raúl del Pozo. Y como sueño lo más seguro es que sea díficil de realizar, así que me quedo con mi puzzle de 3000 piezas en el salón y mis modelitos de tienda de barrio.
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