miércoles, 17 de junio de 2009

4'33''

Empecemos esta entrada oyendo esto, subid el volumen.




Esta es, sin duda, la obras más polémicas de John Cage. Cuando se interpreta por primera vez en una sala de conciertos por David Tudor, el mismo interprete del video, no hace falta imaginar mucho para saber la reacción de público. Era un 25 de agosto de 1952 y el intérprete entra en la sala con una partitura en una mano y un reloj en la otra, toma asiento y coloca los pies en los pedales y las manos en el teclado, el silencio se produce en la sala y comienza el concierto bajando la tapa y tapando las teclas. Se oye el murmullo del viento entre las hojas de los arboles, que hay en el exterior de la sala del concierto, durante 30 segundos. Tudor levanta la tapa del piano indicando que había terminado el primer movimiento. Imagino que el público como en cualquier cocierto aprovecharía esos segundos entre uno y otro movimiento para toser, carraspear o acomodarse en el asiento. Comienza el segundo movimiento, se vuelve a cerrar la tapa del piano y a colocar el reloj, entonces suenan las gotas de lluvia golpeteando en el tejado del auditorio, otros treinta segundos y se vuelve a subir la tapa del piano. En este punto los espectadores ni ganas de carraspear tendrían, solamente la boca y los ojos abiertos como platos. Cage ha sido polémico en sus composiciones pero hay que reconocer que esta se llevará la palma. Comienza la última parte de la obra con el mismo ritual, pero en este el pianista pasa páginas mientras se oye el silencio hasta completar esos 4 minutos 33 segundos.

Hay dos formas de interpretar esta creación, desde el punto de vista del espectador puede ser una tomadura de pelo, sobre todo en ese concierto de presentación y sin un previo anuncio de lo que pretende el compositor. Pero si se analizan lo que perseguía y se lee o escucha la explicación que el compositor da sobre esta obra, puede hasta entenderse.

En todo el tiempo que se interpreta el instrumento no produce sonido, no hay una partitura escrita e incluso el público puede formar parte de la obra. Cage pretende hacer ver que nunca existe el silencio total y que esos sonidos de el viento, la lluvia, el movimiento de los espectadores son sonidos naturales de los que nació la música, los que harán que si un día se pierde la forma actual que tenemos de escribir los sonidos y los ritmos comenzasemos de nuevo, como nuestros antepasados, a crearlos desde los propios sonidos del cuerpo y la naturaleza que nos rodea.

Algunas de sus palabras recogidas en esta página

Una de sus frases "La música que prefiero, incluso más que la mía, es la que escuchamos cuando estamos en silencio"

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